La reciente orden del presidente Donald Trump para atacar instalaciones nucleares en Irán ha desatado una fuerte tormenta política y legal en Estados Unidos. La decisión no solo generó la esperada crítica de los demócratas, sino que también provocó que figuras de su propio partido, como el congresista Thomas Massie, la calificaran de "inconstitucional". Esta polémica nos obliga a preguntar: ¿Tenía Trump la autoridad legal para lanzar este ataque?
La controversia revive un viejo debate en el corazón de la democracia estadounidense sobre quién tiene realmente el poder de llevar a la nación a un conflicto. Mientras la Casa Blanca defiende la acción como una medida necesaria ante un "peligro inminente", muchos legisladores sienten que se les pasó por alto, ignorando el rol que la Constitución les asigna.
El Corazón del Debate: La Constitución
Para entender la legalidad de la decisión de Trump, es fundamental mirar dos artículos de la Constitución de EE.UU. que parecen chocar entre sí.
Por un lado, el Artículo I es muy claro: otorga al Congreso el poder explícito de "declarar la guerra". Esta facultad fue diseñada por los padres fundadores para que la decisión más grave que puede tomar una nación no recaiga en una sola persona.
Sin embargo, el Artículo II nombra al presidente como "Comandante en Jefe del Ejército". Históricamente, los presidentes han interpretado este artículo como una fuente de autoridad para usar la fuerza militar sin una declaración de guerra formal, especialmente para defender los intereses del país o responder a amenazas.1 La justificación de la administración Trump para el ataque a Irán se basa en esta interpretación, argumentando que buscaba prevenir la proliferación nuclear, un interés nacional clave.
Voces de Expertos: Opiniones Divididas
El análisis de esta situación no es sencillo, y ni los expertos legales se ponen de acuerdo. Según un informe detallado de la BBC, que consultó a varios constitucionalistas, existe un amplio margen de interpretación.
Claire Finkelstein, profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Pensilvania, afirma que la acción fue legal. "La respuesta corta es que sí, que tenía autoridad en este caso", explica, señalando que "existe desde hace mucho tiempo la práctica de que los presidentes participen en compromisos militares aislados sin la aprobación del Congreso".
No obstante, otros expertos son más cautelosos. Andrew Rudalevige, profesor en el Bowdoin College, cree que Trump no tenía la autoridad en esta ocasión porque no existía "un ataque repentino que repeler". La idea de un peligro "inminente" es, para muchos, subjetiva y difícil de probar, lo que abre la puerta a un posible abuso de poder. La legalidad, entonces, parece depender de si se considera que la situación era una verdadera emergencia o una acción calculada.
El Pasado como Espejo: Otros Presidentes y la Guerra
Para poner en perspectiva la decisión legal de Trump, es útil ver cómo actuaron sus predecesores. El uso de la autoridad presidencial para acciones militares sin el visto bueno del Congreso no es algo nuevo. De hecho, se ha vuelto la norma.
El Congreso declaró la guerra por última vez en 1942, durante la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, presidentes de ambos partidos han ordenado operaciones militares importantes. Barack Obama autorizó ataques en Libia y la operación que acabó con Osama Bin Laden en Pakistán, amparándose en el Artículo II. Bill Clinton hizo lo mismo en los Balcanes, y más recientemente, Joe Biden ha ordenado ataques contra objetivos hutíes en Yemen y Siria.
John Bellinger, exasesor legal de la Casa Blanca, señaló a la BBC que "en las últimas décadas, el Congreso ha consentido cada vez más el uso presidencial de la fuerza militar". Parece que, en la práctica, el poder se ha inclinado hacia el presidente.
¿Y la Resolución sobre Poderes de Guerra?
Los críticos del ataque también mencionan la Resolución sobre los Poderes de Guerra de 1973. Esta ley se creó precisamente para frenar al poder presidencial después de la Guerra de Vietnam. Exige que el presidente consulte al Congreso "en todos los casos posibles" antes de enviar tropas a una zona de hostilidades.
Aquí es donde la acción de Trump genera más dudas. Según informes, los líderes del Congreso fueron apenas "notificados" minutos antes del ataque, no consultados de manera sustantiva. La Casa Blanca asegura que hizo "llamadas de cortesía", pero para los críticos, eso no cumple con el espíritu ni la letra de la ley.
En resumen, la legalidad del ataque a Irán se mueve en una zona gris muy compleja. Por un lado, la historia y la práctica reciente parecen respaldar la capacidad del presidente para ordenar ataques limitados como Comandante en Jefe. Por otro, la falta de una consulta real con el Congreso desafía una ley diseñada para asegurar que las decisiones de guerra sean compartidas.
Más allá de lo puramente legal, el incidente subraya una tensión fundamental en el sistema de gobierno de EE.UU. Mientras los presidentes sigan actuando de forma unilateral en asuntos de guerra y paz, el debate sobre los límites de su poder seguirá siendo un tema central y sin una respuesta fácil.
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