Un nuevo y sorprendente testimonio ha surgido en el caso de la tragedia del club Jet Set, un suceso que ha conmocionado a toda la República Dominicana. Maribel Espaillat, una de las personas implicadas en la administración del icónico centro de diversión, declaró ante la jueza que la noche del colapso, el establecimiento no debía estar operando. Según su versión, un cambio de última hora en la agenda del artista Ruby Pérez fue el factor que llevó a que el local abriera sus puertas en esa fatídica fecha.
La declaración de Maribel Espaillat, a la que tuvo acceso el medio Noticias SIN, introduce una variable que cambia drásticamente la narrativa de los hechos. "Ese día no iba haber fiesta, Ruby Pérez nos cambió la fecha, ese día iba a estar cerrado", expresó Espaillat con la voz entrecortada ante la magistrada Fátima Veloz. Esta afirmación sugiere que el evento que congregó a cientos de personas no estaba en los planes originales para ese 8 de abril, sino para una semana después.
El testimonio pinta un cuadro de profundo dolor personal y familiar. Espaillat relató cómo su vida se transformó por completo desde el incidente. "No duermo, no como, no sé cómo me sacaron de los escombros. Mi esposo me salvó la vida y ahora está postrado en una cama", confesó. Estas palabras no solo buscan explicar su situación, sino también humanizar a los administradores del local, presentándolos no solo como responsables, sino también como víctimas directas de la catástrofe. La Tragedia Jet Set no solo dejó un saldo de heridos y pérdidas, sino también un rastro de vidas destrozadas, incluyendo las de sus propios dueños.
¿Hubo Advertencias Previas del Peligro?
A pesar de la revelación sobre el cambio de fecha, otro detalle crucial del testimonio de Maribel Espaillat es el reconocimiento de un problema previo en la estructura. Indicó que una semana antes del colapso, "se desprendió un pedazo de plafón", un hecho que, según ella, fue reportado al equipo de mantenimiento para que lo solucionaran. Esta información es vital, ya que demuestra que existía conocimiento de una falla en el techo, independientemente de la fecha en que ocurriera el evento.
La defensa de los Espaillat parece argumentar que el desprendimiento anterior fue un incidente menor que creyeron haber controlado. Sin embargo, para la fiscalía y para muchas de las víctimas, esta es una señal clara de negligencia. El hecho de que el local abriera sus puertas, ya sea el día planeado o en una fecha cambiada, conociendo la existencia de una debilidad estructural, se convierte en el punto central de la investigación. La pregunta que las autoridades deben responder es si se tomaron las medidas adecuadas y suficientes tras esa primera advertencia.
La presencia del merenguero Ruby Pérez, una figura muy querida y respetada, añade una capa de complejidad al caso. Es importante aclarar que su implicación es circunstancial; su equipo simplemente solicitó un cambio en la fecha de su presentación. No obstante, este dato es ahora una pieza clave en la cronología que llevó al desastre.
Antonio Espaillat, otro de los imputados, reforzó la postura de su familia de no evadir la justicia. En su declaración, narró cómo se enteró de la tragedia mientras estaba en una convención en Las Vegas y tomó el primer vuelo de regreso a Santo Domingo. "Siempre le he dado el frente, siempre he estado a disposición de las autoridades, no voy para ningún lado", afirmó, subrayando su compromiso con el proceso legal y su confianza en la justicia dominicana.
Ambos testimonios buscan construir una imagen de responsabilidad y arraigo, insistiendo en que nunca tuvieron la intención de huir. "Yo no me voy a ir para ninguna parte. Lo único que quiero es cuidar a mi esposo como él me cuidó a mí esa noche en el Jet Set", concluyó Maribel Espaillat, ligando su permanencia en el país a un deber familiar y moral.
El caso de la Tragedia Jet Set sigue abierto y cada nueva declaración añade piezas a un complejo rompecabezas. Mientras la justicia determina las responsabilidades penales, la revelación de que el club pudo haber estado cerrado esa noche resuena con un eco doloroso de "lo que pudo haber sido". La investigación deberá sopesar la cadena de decisiones, desde el mantenimiento del plafón hasta el cambio de agenda, para ofrecer respuestas a las víctimas y a un país que todavía lamenta lo ocurrido en uno de sus lugares más emblemáticos.
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