La relación entre Donald Trump y los medios de comunicación siempre ha sido tensa. Durante su primer mandato como presidente, usó palabras duras contra la prensa. Ahora, en su posible segundo mandato, esas palabras se están convirtiendo en acciones. Parece que Trump está intentando activamente frenar el periodismo que busca investigar y pedirle cuentas a su gobierno. Esta situación preocupa a muchos defensores de la libertad de prensa, quienes ven un ataque directo a la capacidad del público para saber qué hace el gobierno.
Si antes Trump criticaba a los medios llamándolos "enemigos del pueblo" o "noticias falsas", ahora sus acciones van más allá. Su administración está tomando medidas que parecen sacadas de manuales de países con menos libertades. Según Reporteros Sin Fronteras, el posible segundo mandato de Trump muestra un "preocupante deterioro de la libertad de prensa". Esto no son solo palabras; son acciones que buscan intimidar y controlar la información.
Gran parte de lo que sabemos sobre el funcionamiento interno del gobierno de Trump, incluyendo sus momentos más caóticos, ha salido a la luz gracias al trabajo de periodistas de investigación. Estos reporteros a menudo dependen de fuentes anónimas dentro del gobierno que se atreven a filtrar información importante para el público. Ahora, Trump y su equipo parecen decididos a cerrar esas vías de información.
Una de las acciones más alarmantes recientes es la decisión del Departamento de Justicia, ahora bajo la dirección de personas elegidas por Trump, de cambiar una regla importante. Antes, bajo el secretario de Justicia Merrick Garland (de la administración Biden), había protecciones especiales para los periodistas. Estas protecciones se pusieron después de que fiscales en la era Trump intentaran obtener en secreto comunicaciones de reporteros de medios importantes, como CNN.
Ahora, la nueva secretaria de Justicia, Pam Bondi, ha quitado esa prohibición. Dijo que la regla anterior daba un "equilibrio equivocado". Aunque todavía se necesita su permiso para pedir registros telefónicos o notas de un periodista, y se debe intentar negociar primero, la puerta está abierta para que los investigadores accedan a información de periodistas en secreto, especialmente en casos de filtraciones. El argumento oficial es la preocupación por empleados del gobierno que filtran información "confidencial".
Sin embargo, grupos como el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) advierten que esto tendrá "efectos amedrentadores". Es decir, los periodistas y sus fuentes podrían tener miedo de investigar o compartir información sobre el gobierno, lo que finalmente afecta el derecho del público a estar informado. Las investigaciones sobre filtraciones siempre han sido vistas como una gran amenaza para el periodismo de investigación y la libertad de prensa en Estados Unidos.
Un Patrón de Intimidación
Las acciones no se detienen ahí. La administración Trump ha iniciado investigaciones sobre varias cadenas de televisión importantes. Ha cuestionado por qué radios y televisiones públicas como NPR y PBS reciben dinero del gobierno federal. Incluso ha bloqueado el acceso de la agencia de noticias Associated Press (AP) a conferencias de prensa y ha tomado más control sobre el grupo de periodistas que cubre la Casa Blanca.
Además, el propio Trump ha demandado personalmente a medios de comunicación y amenaza con demandar a más. Atacó a programas como "60 Minutes" de CBS y criticó duramente a encuestadoras como J. Ann Selzer. Llegó a decir que los medios que publican encuestas negativas para él son "criminales negativos" y deberían ser investigados por "fraude electoral".
Este comportamiento parece seguir un plan. Joel Simon, experto en protección del periodismo, afirma que "estos ataques a los medios de comunicación no son acciones aleatorias. De hecho, son parte del manual de juego autocrático". Es decir, son tácticas que usan líderes autoritarios para controlar la información y debilitar a quienes los critican.
Las personas que Trump elige para puestos importantes también reflejan esta actitud. Su candidato a director del FBI, Kash Patel, dijo públicamente que planea perseguir a periodistas. En una entrevista, Patel afirmó: "Sí, vamos a ir a por la gente de los medios que mintió… vamos a ir por ustedes".
Otros funcionarios no ocultan su lealtad partidista por encima de la independencia que deberían tener sus cargos. Brendan Carr, presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) nombrado por Trump, ha abierto investigaciones contra empresas de medios como Comcast y Disney, que han sido blanco de las críticas de Trump. Carr incluso usó una caricatura que lo mostraba como un "pitbull de los medios" como su foto de perfil en redes sociales.
La FCC es una agencia que, en teoría, debería ser independiente del poder político. Sin embargo, bajo Trump, la Casa Blanca parece ejercer una gran influencia sobre esta y otras agencias federales. Anna Gomez, una comisionada demócrata de la FCC, describió la situación como una "campaña para censurar y controlar" por parte de la administración. Advirtió que ceder ante estas presiones solo invita a más control.
Aunque Estados Unidos todavía tiene fuertes protecciones para la libertad de expresión, el clima actual genera miedo. El CPJ, que normalmente se enfoca en países con regímenes represivos, ahora ve amenazas similares importadas a Estados Unidos debido a Trump. En un informe reciente, el CPJ señaló un "aumento significativo" en el número de redacciones que buscan consejos de seguridad. Están preocupadas por posibles represalias de las autoridades por su trabajo periodístico.
Este "efecto amedrentador" es difícil de medir, pero es real. Los periodistas pueden empezar a autocensurarse, evitando temas sensibles por miedo a demandas, investigaciones o ataques personales. Las fuentes dentro del gobierno podrían tener aún más miedo de hablar con la prensa si saben que el gobierno puede acceder a los registros de los periodistas más fácilmente.
Al final, esto debilita el papel fundamental de la prensa como vigilante del poder. El periodismo de investigación es esencial para que los ciudadanos sepan qué hacen sus líderes y para pedirles cuentas. Si se intimida a los periodistas y se les impide hacer su trabajo, es la democracia misma la que sufre.
Como escribió la editora Tina Brown, "los periodistas sólo pueden ser tan valientes como sus jefes les permitan serlo". Esto subraya la importancia de que los dueños de los medios de comunicación apoyen a sus reporteros y defiendan la libertad de prensa frente a las presiones políticas.
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