La reciente reunión entre el primer ministro canadiense, Mark Carney, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado gran atención. Carney dejó claro que Canadá no está dispuesto a unirse a Estados Unidos, rechazando la idea de Trump de convertir a Canadá en el estado número 51. Este encuentro, cargado de tensión y declaraciones fuertes, pone de manifiesto las diferencias entre ambos países.
Carney y la Defensa de la Soberanía Canadiense
Durante la reunión en la Casa Blanca, Trump expresó su deseo de que Canadá se uniera a Estados Unidos, argumentando los beneficios que esto traería, como impuestos más bajos y un ejército "gratuito". Sin embargo, Carney respondió con firmeza, comparando a Canadá con propiedades inmobiliarias que "nunca están a la venta", incluyendo el Palacio de Buckingham, visitado por Trump.
Carney, quien ganó las recientes elecciones canadienses prometiendo enfrentar la agresividad de Trump, mantuvo una actitud tranquila pero firme. Su victoria electoral se debió, en parte, a la indignación de los votantes canadienses por la guerra comercial y los ataques a la soberanía del país.
Trump también afirmó que Estados Unidos no necesita los productos canadienses, como automóviles y petróleo, insistiendo en que su país puede producirlos. Estas declaraciones se suman a las tensiones comerciales existentes entre ambos países.
Además, el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, calificó a Canadá de "régimen socialista" que se ha "alimentado básicamente de Estados Unidos", generando aún más dudas sobre la posibilidad de mejorar las relaciones bilaterales.
La actitud de Trump ha generado dudas entre líderes mundiales sobre cómo manejar las relaciones con Estados Unidos. Algunos, como el primer ministro británico, Keir Starmer, han optado por una estrategia de carisma, mientras que otros, como el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, han sido criticados por Trump por no ser lo suficientemente respetuosos.
Robert Bothwell, profesor de historia canadiense y relaciones internacionales en la Universidad de Toronto, advirtió a Carney sobre los riesgos de reunirse con Trump, recordando el trato dado a Zelensky.
Trump admitió no estar seguro de por qué Carney quería reunirse, aunque supuso que era para llegar a un acuerdo. Sin embargo, las declaraciones de Lutnick y la firme postura de Carney sugieren que las negociaciones serán difíciles.
La reunión entre Carney y Trump ha dejado claro que Canadá no está dispuesto a ceder ante las presiones de Estados Unidos. La defensa de la soberanía canadiense y las tensiones comerciales continúan siendo puntos clave en la relación bilateral. El futuro de estas relaciones sigue siendo incierto, pero la firmeza de Carney marca un precedente claro.
Fuente: EFE y AP.
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