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Política en RD: ¿Financiada por el narcotráfico?

Los políticos y el narcotráfico en República Dominicana son un tema de debate constante. La preocupación sobre cómo se financian las carreras hacia el poder ha crecido entre la población y los organismos internacionales. Existe una extendida sospecha de que algunas figuras de alto nivel podrían utilizar fondos de origen dudoso para asegurar sus posiciones. La idea es que, supuestamente, usan estos recursos para llegar al poder a toda costa, para luego intentar distanciarse de esos vínculos peligrosos.

¿Una conexión real o solo percepción?

El debate se intensifica al observar los datos. No se trata únicamente de rumores o especulaciones de la calle. Un informe del World Justice Project, citado por varios medios, ha señalado que cerca del 80 por ciento de la población caribeña percibe que sus políticos electos están involucrados en actos de corrupción. Esta percepción tan alta se alimenta de la realidad que reportan organizaciones especializadas en el crimen.

El observatorio de crimen organizado InSight Crime (ocindex.net) ha sido claro en sus análisis sobre la región. En su perfil sobre República Dominicana, indica que han existido múltiples casos de personal militar y policial participando activamente en el tráfico de drogas. Más importante aún, la organización señala la existencia de "vínculos entre narcotraficantes y funcionarios y políticos de alto nivel". Esto no se limita a sobornos menores. Se trata de una participación que, según los reportes, facilita las operaciones logísticas del narcotráfico. La posición geográfica de la isla, como punto clave de transbordo hacia Europa y Estados Unidos, hace que estos vínculos sean especialmente lucrativos y peligrosos para la estabilidad.

El financiamiento de campañas bajo la lupa

La parte más sensible del problema es el financiamiento ilícito de campañas. Llegar a un puesto de poder en el país requiere una inversión económica considerable. Reportajes de cadenas internacionales, como uno emitido hace un tiempo por Univision, han documentado investigaciones del propio Ministerio Público dominicano sobre estos temas.

En dicho reporte, se mencionaba la investigación a varios legisladores por supuestos nexos con redes de lavado de activos y narcotráfico. La acusación central era que estructuras mafiosas habrían financiado campañas de políticos que lograron alcanzar puestos como alcaldes y legisladores. Estos fondos no solo pagan anuncios y mítines. Se alega que se utilizan para comprar lealtades, neutralizar oponentes y asegurar la maquinaria electoral. Cuando una campaña se financia de esta manera, el político electo no responde a sus votantes, sino a sus financistas criminales.

El reto de separar el dinero lícito del ilícito

Las instituciones débiles son el caldo de cultivo perfecto para esta situación. El ya citado reporte de InSight Crime apunta a que las "instituciones débiles… crean oportunidades para que los grupos criminales se incrusten dentro de las estructuras estatales y las corrompan". Aunque el país cuenta con leyes contra el lavado de activos, la supervisión del financiamiento de los partidos políticos a menudo es deficiente. El dinero en efectivo sigue siendo un componente principal en las campañas del Caribe, lo que hace casi imposible seguir el rastro.

Esto permite que el ascenso al poder se logre "a toda costa", como indica la premisa popular. La impunidad que ofrece un cargo electivo, como la inmunidad parlamentaria, se convierte en el objetivo final. No es solo llegar al poder por el poder mismo. Es llegar a una posición donde la justicia ordinaria no pueda tocarte ni investigar tus finanzas.

El intento de desvinculación

El segundo acto de este drama, según la preocupación ciudadana, ocurre una vez que el político está en el poder. La narrativa pública cambia drásticamente. Se busca una transformación de la imagen pública. El político, ahora con acceso al control de las fuerzas del orden y con influencia en el sistema judicial, puede incluso dirigir operativos contra grupos rivales.

Esto se observa a menudo cuando las administraciones anuncian con fuerza los decomisos de drogas o los operativos de las autoridades. El público ve grandes incautaciones de cocaína o arrestos de capos menores, lo cual es presentado como un éxito rotundo. El político que llegó al poder con ayuda ilícita ahora puede usar el aparato del Estado para proteger a sus aliados y atacar a la competencia. De esta forma, se presenta a sí mismo como un "caballero" de la lucha antinarcóticos.

La relación entre políticos y narcotráfico en República Dominicana sigue siendo una de las sombras más grandes sobre la gobernabilidad. La sociedad dominicana vive con esta dualidad. Por un lado, un discurso oficial de mano dura contra el crimen. Por otro lado, una sospecha persistente de que las decisiones más importantes del país podrían estar influenciadas por intereses oscuros. La demanda de mayor transparencia y una justicia verdaderamente independiente es la única vía para despejar estas dudas.


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